Como decía, estaba haciendo lo mismo que hice hace un año. Con la obvia diferencia de que es un año después. Me explicaré.: hace un año iba a tener la mejor compañera de piso que podría desear; iba a viajar, seguía con mi novio y mi matrícula era casi perfecta. Vamos, un buen cóctel. Un año después... no tuve compañera de piso, ya no tengo adherido novio, y mi matrícula... bueh. Oh, lo del novio... bah, que nadie se preocupe, una vez pasados unos meses y superada la fase de crisisexistencialroturadecorazón es lo mejor que me ha podido pasar. No te ofendas tete, sabes que te quiero mogollón y los dos estamos de acuerdo en que tenía que ocurrir.
(mm... creo que eso de llevar la entrada en un tono melancólico está fallando...)
En fin, en realidad no tengo nada de lo que quejarme, sólo hacía un balance... por lo que decía al principio de la entrada. Con eso quería referirme a que de pronto te das cuenta de que estás en cuarto de carrera y de que este va a ser el penúltimo año. Si. Me alegro porque mis padres podrán descansar de soltar pasta y me entristezco porque mis días restantes en Valencia están contadísimos. O eso espero. Porque sinceramente, no podría hacer ni un curso más.
Mis planes de futuro (para cuando termine la carrera)... a veces me parecen ambiciosos y alcanzables, y otras veces me parecen ambiciosos e imposibles. Depende del día. Hoy estoy más positiva, por lo que se me antoja que pedir una beca y estudiar un Master de Filmmaking en la Film School of London no me parece tan imposible. Llamadme rebelde si queréis.
Así que, en general, no me va del todo mal. Aunque también me lo he trabajado no lo suficiente pero bueno.
En breves traeré un par de entradas sobre mis trabajos, pero por lo pronto... este nuevo árbol queda inaugurado así. Que vaya bien y que los dioses os sonrían.
0 comentarios:
Publicar un comentario